Las pastas tienen grandes ventajas: son aceptadas por la mayoría de personas, son muy versátiles, se consumen solas o son perfectas para complementar otros platos. Se sirven como entradas, en ensaladas o como platos fuertes, combinaciones desde la rústica de mezclar con mantequilla hasta la más exquisita salsa italiana.
Hoy les dejo una opción, de una receta sencilla, pero que busca tener una presentación diferente, para ese momento que queremos “perder la rutina”! Un pastel usando pasta en forma de “coditos”, que se sirve en porciones tal como si fuera una lasaña.
Se cocina 300 gramos de pasta en agua hirviendo con una cuchara de aceite y pizca de sal, a quedar al dente. Escurrir y reservar.
Aparte preparar una salsa, cristalizando una cebolla picada fino en 1 cucharada de mantequilla y un chorrito de aceite, se incorpora 1 taza de leche (pura o evaporada), 2 cucharadas de crema de espárragos, cebolla, hongos o la de su agrado, 1 taza de queso blanco tierno, y dejamos que se incorporen bien los ingredientes. Retirar del fuego.
En un tazón grande mezclar la salsa, pasta, ½ taza de queso mozarella y 1 taza de salsa de tomate. Engrasar un molde para horno y rociar de queso parmesano en polvo (para hacer efecto de enharinarlo).
Colocar en 2 capas la mezcla de pasta, alternando con otra capa de queso mozarella y llevar al horno por unos 25 minutos a temperatura media, para que se compacte el pastel y el queso en parte superior se dore.
Dejar refrescar unos minutos antes de partir. Servir en porciones individuales como una entrada, o bien usarlo como acompañante, como lo usamos en nuestra cena, con una ensalada y una porción de carne. Macarrones en salsa diríamos habitualmente, sí, pero presentados en forma de pastel, para disfrutarlos de otra manera.
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